Mi aventura fue a mediados de septiembre, aún hacía calorcito, y decidí embarcarme en ella sin compañía. Creía que así me impactaría la experiencia mucho mas. Y así fue.
El Atazar es inmenso. Agua por todos lados. Pero para ver solo agua no merecía la pena ni intentarlo. Yo quería algo mas. La encargada de facilitarme el Kayak me indicó el camino mas vistoso y llamativo. Eran unos 5 km ida y 5 km vuelta, según ella misma.
Y de verdad que merecía la pena. Al principio había que atravesar el embalse casi por el medio; pero a medida que avanzaba, lo que antes era todo agua, se convertía en estrechos canales entre cañones de barrancos, que por su inmensidad, ponía la carne de gallina.
Pero aquello no fue lo que mas me impresionó. Tras varias paradas para descansar e hidratarme en mini-calitas de arena virgen y ya exhausto de fuerzas, empecé a pensar en volver. Por mi cabeza no paraba de dar vueltas la idea de que todo lo que había recorrido para llegar hasta allí tendría que recorrerlo para volver. Solo de pensar en ello me cansaba; física y psicológicamente.
Intentando poner en orden mis preocupaciones me topé con la enorme pared de una presa.
¿He dicho enorme? Quería decir descomunal.
Y es que aquello era desproporcionado. Según me iba acercando muy lentamente (no quería perder ningún detalle), me iba haciendo mas pequeñito y la presa mas inmensa. Quería, literalmente, chocar con el pico de mi kayak contra la capa de cemento. No pude.
Cuando estaba a apenas un metro de ese monstruo artificial me subió un escalofrío por la espalda, giré la cabeza y vi un cartel que ponía: "Riesgo de inundación". Salí hechando leches de allí :D
"Ésta ha sido, hasta hoy, la experiencia mas emocionante de mi vida"
1 comentario:
Gran experiencia sin ninguna duda
Saludos
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